Se dice que el descubrimiento del café se remonta al siglo IX en Abisinia, actual Etiopía.
Una leyenda popular cuenta la historia de un pastor llamado Kaldi. Un día, observó que sus cabras se volvían especialmente enérgicas después de comer las bayas rojas de un arbusto.
Curioso por estos efectos, Kaldi probó él mismo las bayas y sintió un aumento de energía. Compartió su descubrimiento con un monje local, que utilizó las bayas para crear una bebida energética.
El conocimiento de la bebida se extendió entonces a la región de Oriente Próximo. En el siglo XV, los mercaderes árabes empezaron a cultivar café en la península arábiga, sobre todo en Yemen.
Los cafés (kawah) se convirtieron en populares lugares de reunión donde la gente podía charlar, escuchar música y jugar.
Posteriormente, el café se introdujo en Europa en el siglo XVII, primero en Venecia y luego en otras partes del continente, y su popularidad creció rápidamente.
Con el tiempo, el cultivo del café se extendió por todo el mundo. Se establecieron plantaciones de café en diversas regiones tropicales, sobre todo en América Latina, África y Asia. Hoy, países como Brasil, Colombia, Vietnam y Etiopía figuran entre los mayores productores de café del mundo.